ACT
04

episode 4

No produzcamos basura.

Vivimos en un mundo rodeados de muchas cosas. Cuando algo ya no nos sirve, se convierte en basura. Si se desecha como basura, los materiales combustibles se queman en un centro de tratamiento de residuos, lo que emite dióxido de carbono. Esto es lo que conocemos como basura inflamable. Sin embargo, la definición de basura inflamable puede variar según el municipio o la capacidad de la incineradora del centro de tratamiento de residuos. Los residuos orgánicos son inflamables, pero, hay veces en que incluso el plástico también se considera como basura inflamable.

En algunos municipios con sistemas de clasificación de basura más avanzado, los objetos que ya no se necesitan se separan en categorías específicas y se recolectan como recursos. Por ejemplo, los folios, folletos publicitarios, sobres o papel de embalaje se recolectan como recursos para papel reciclado, mientras que los cartones, periódicos, libros o revistas se recogen por separado. Del mismo modo, las botellas de plástico, bandejas desechables de alimentos u otros objetos hechos de plástico también se clasifican y se acumulan para su reutilización como materiales reciclados. La basura se convierte en un recurso, si se recoge adecuadamente separada.

Por otro lado, los residuos orgánicos de cocina se pueden convertir en compost. Si dejamos fermentar las hojas caídas e hierbas, se convierten en abono orgánico. Algunos municipios ofrecen subsidios para la fabricación de compost. Las páginas de relaciones públicas en páginas web de cada municipio informan detalladamente de cómo clasificar basura.

De esta manera, surge la idea llamada "residuo cero", que promueve la conversión de esos residuos en recursos en lugar de generar más basura. Esto implica no aceptar productos que puedan convertirse en basura, tratar de generar la menor cantidad de basura posible, y clasificar lo que ya no queremos de tal manera que se pueda recoger como basura reciclable. Si tratamos de reducir la basura inflamable de manera exhaustiva, podemos conseguir reducir las emisiones de dióxido de carbono.

Comprar productos hechos de materiales de origen natural es un estilo de vida que no genera basura. Eso es debido a que los materiales de origen natural se biodegradan con el tiempo, volviendo a la naturaleza. También es una buena idea tender a llevar una vida rodeada solo de cosas que no se conviertan en basura, usando solamente productos sin plástico.

Hacer mercadillos o vender de artículos de segunda mano también es una manera de no generar basura. La ropa que ya no usamos o los muebles y vajilla que ya no necesitamos podrían ser utilizados por otras personas, en lugar de ser desechados como basura.


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No produzcamos basura.